sábado, marzo 21, 2009

Lo fatal.

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,

ni mayor pesadumbre que la vida consciente.


Ser, y no ser nada y ser sin rumbo cierto,

y el temor de haber sido y un futuro terror,

y el espanto seguro de estar mañana muerto,

y sufrir por la vida y por la sombra y por


lo que no conocemos y apenas sospechamos,

y la carne que tienta con sus frescos racimos,

y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,

ni de dónde venimos...!



(De «Cantos de vida y esperanza», 1905)

Rubén Darío

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