Hacía tiempo que quería visitar el Cabo de San Vicente y la punta de Sagres, así que aprovechando unos días en el Algarve portugués nos hemos acercado a esta formación geográfica tan agreste y salvaje que la naturaleza nos ofrece. En este extremo de Europa se puede respirar un aire más natural y fresco y se puden ver unas aguas azules y cristalinas que nos desvelan el fondo de los acantilados.
En Sagres, último pueblo de Europa continental se pueden ver surferos y amantes de la vida natural.
El cabo de Sagres fue de gran importancia para los navegantes porque ofrecían un resguardo para las embarcaciones antes de salir hacia el mar abierto, ya que en este lugar se presentan normalmente fuertes vientos que podían llevar a los barcos a estrellarse contra las rocas.Los navegantes preferían esperar allí hasta que los vientos fueran más favorables.
El cabo de Sagres fue de gran importancia para los navegantes porque ofrecían un resguardo para las embarcaciones antes de salir hacia el mar abierto, ya que en este lugar se presentan normalmente fuertes vientos que podían llevar a los barcos a estrellarse contra las rocas.Los navegantes preferían esperar allí hasta que los vientos fueran más favorables.
Existe en este cabo una fortaleza del siglo XVI, reconstruida tras un terremoto y donde en el patio interior de la misma se puede ver una inmensa Rosa de los Vientos de 43 mts. de diámetro, así como una Iglesia construida en en 1579.
Promotorium Sacrum es el nombre con el que se conocía a este lugar en tiempo de los romanos, cuando se consideraba que aquí acababa el mundo. No en vano es uno de los lugares más mágicos de Portugal, cuando se llega allí se acaba la carretera y cada día se repite el maravilloso espectáculo del atardecer sobre el Atlántico.
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